PNI: nuestra visión
La evolución y el desarrollo de las ciencias médicas basadas en la especialización máxima por disciplinas ha supuesto una ventaja indudable para los ciudadanos, pues cada vez tenemos más capacidad para poder tratar lesiones y enfermedades. Es incuestionable el efecto tan positivo que tiene esto sobre el tratamiento de lesiones o enfermedades agudas. Pero como en todo cambio paradigmático, asociado a la ganancia suele haber una pérdida. En este caso, desde el IEP creemos que la pérdida es verdaderamente impactante, especialmente, desde el punto de vista del propio paciente y de la relación que éste establece con su enfermedad. Muy a menudo, los profesionales de la salud, perdemos la visión completa del problema, olvidando que en el organismo cualquier respuesta adaptativa a una lesión no solo es local, sino global. Nunca un paciente debe ser reducido a su lesión. Esto adquiere unas proporciones aún más importantes cuando se trata de lesiones o enfermedades crónicas, que se asientan en el cuerpo y nos acompañan diariamente durante meses y a veces, años. Esta visión parcelada, no nos permite ver el problema en su contexto más amplio y nos condiciona a plantear intervenciones cortoplacistas y parciales con un beneficio generalmente limitado. La consecuencia de este tipo de intervenciones que no solucionan el problema, recae la mayor de las veces sobre el estado de ánimo del propio paciente y sobre la relación que éste establece con su problema de salud, de alguna manera el paciente vivencia el problema como algo que perteneciéndole y padeciéndolo le es ajeno, dada la poca capacidad de influencia que tiene más allá de la toma de la medicación prescrita por el médico, en el mejor de los casos.
¿Hay algo más que se pueda hacer? ¿Se puede influir de alguna manera por otras vías?... estas preguntas son cada vez más frecuentes en los consultorios de salud.
QUE PROPONEMOS
Desde que a finales del siglo XX comenzó a crecer el cuerpo de investigaciones y publicaciones en el ámbito de la epigenética, cada vez disponemos de un mayor número de evidencias científicas que nos permiten establecer relaciones entre los hábitos de vida y la susceptibilidad al desarrollo de ciertas enfermedades.
Toda esta información publicada, cada vez más contrastada por las diferentes disciplinas médicas, debe llegar al público, es un deber de los responsables que cuidamos de la salud de los pacientes trasladársela de un modo comprensible y responsable. Este flujo de información, entre profesional y paciente, debe permitir devolver poder a los pacientes, motivándolos lo suficiente como para modificar la relación que establecen con su propio proceso, abriendo nuevas vías de intervención para que el propio enfermo participe activamente de su proceso de solución, no solamente desde un plano pasivo, tomando la medicación prescrita por el médico, sino incorporando cambios activos que le permitan modificar hábitos en favor de desarrollar nuevos estilos de vida más saludables y con influencia positiva sobre su estado.
Por esto, estamos profundamente convencidos que no es posible solucionar ningún problema de salud sino es modificando aquellos hábitos de vida que seguramente durante mucho tiempo fueron responsables del mantenimiento y desarrollo del propio problema de salud.
Instituto Español Psiconeuroinmunología.